martes, 30 de agosto de 2011

Sexteo (del inglés Sexting) está en peligrosa expansión en nuestra juventud..




Nuestros hijos menores muestran su inocencia al compartir a través de las herramientas de los teléfonos móviles fotos de sus cuerpos (o parte de ellos) al desnudo o semidesnudo con poses insinuantes. Ante la necesidad de la Psicología de tipificar conductas y el carácter técnico y práctico del inglés, se ha denominado Sexting por fusión de Sex con texting o chating. En español, se le ha venido traduciendo como  SEXTEO, combinación del vocablo Sexo con el anglicismo Chateo. La preocupación latina es un hecho, desde México hasta la Argentina… ¿Y en Venezuela, que?


En nuestra labor educativa reciente hemos tenido que enfrentar situaciones de esta naturaleza. Nuestra intervención como docentes nos llevan a la conclusión de una práctica in crescendo. La experiencia nos dice que por cada caso que trasciende a nuestro conocimiento hay por lo menos cuatro más que se escapan, sin intervención docente o de algún adulto orientador.
La precocidad en cuanto al interés en el sexo de nuestros adolescentes ha aumentado sin el contrapeso de su madurez física y mental. Esto se refleja en la consideración etárea del tema. Es decir, hasta hace poco se hablaba de adolescentes; de un corto tiempo para acá se menciona también la preadolescencia (menores a 12 años). Su cortísima edad los lleva a subestimar o ignorar las malsanas intensiones de adultos inescrupulosos que usan imágenes de niños y jóvenes en posturas insinuantes de la manera más variada, desde las más “inocentes” situaciones de “modelaje” o “presentaciones artísticas” hasta las más degradantes situaciones de pornografía.

Cada vez son más los casos de niñas que por diversas razones se afectan en su autoestima y envian a través del chat del BlackBerry o el FaceTime del iPad /iPhone o el WhatsApp de cualquier otra marca fotos provocativas con escasa o ninguna vestimenta (tomadas por ellas mismas desde sus móviles) a sus novios y/o amigos a los que desean interesar, para luego enterarse de que sus fotos están el las pantallas de los móviles de decenas de sus compañeros de clases y en cuestión de horas (si es tiempo de clases) o minutos (si están fuera del aula) en las del resto del colegio y del mundo entero. Lo que comienza por un sexteo “privado” se puede convertir fácilmente en publicaciones en la Internet.

Una constante ha sido la inmediata respuesta negativa de los padres al ser informados de la situación. La primera reacción ante los docentes y/o autoridades escolares con quienes deben entrevistarse es la negación total de la posibilidad de que su hija haya podido proceder de esa manera. Un elevado porcentaje de representantes, en primera instancia, llegan tercamente a confrontar al personal del colegio pues se niegan a aceptar la cruda realidad de las acciones un tanto temerarias de sus hijas practicando sexteo. En una segunda reacción, cuando las evidencias son analizadas un poco más en frío, se cae en cuenta de la gravedad de la situación; un tanto tarde, pues una vez que las imágenes entran al ciberespacio de Internet es prácticamente imposible revertirlas.

En varios países latinoamericanos se han descubierto verdaderas mafias de personas desalmadas que captan inocentes criaturas para la trata de blancas o la contratación de adolescentes en la prostitución, igualmente a corta edad.

La actual generación de padres, madres y/o representantes (adultos, inmigrantes en el mundo cibernético) pareciera estar cometiendo el error de dejarles a los jóvenes (nativos, ellos si) solos en la adquisición de valores humanos en el tratamiento comunicacional. Es un error dejar solos a nuestros muchachos. Obviamente los docentes también juegan un ineludible papel en su rol de orientadores y formadores…

Hace sólo unos años supimos del descubrimiento y captura (en los alrededores de la Urbanización Guataparo de Valencia, Venezuela) de una red de adultos que actuaba captando preadolescentes a través de los centros de chateo virtual de Internet. Nos sorprende que siendo notorio y conocido por tantos jóvenes y con el auge experimentado por las redes de acceso sean públicamente desconocidos tantos casos de pornografía infantil y juvenil.


Nos preocupa que así como se pretende que aceptemos como normal el descomunal consumo y tráfico de todo tipo de drogas ilegales y legales (como el alcohol en menores de edad) en nuestros jóvenes así como también en adultos, con los crímenes y delincuencia que esto conlleva, nos hagamos “de la vista gorda” para voltear la cara al otro lado de la desviación moral infantil y juvenil en nuestro propio contexto.

Si padres, madres y docentes evadimos nuestro papel de formadores en valores y dignidad humana el sexteo puede conllevar a una iniciación precoz en la vida sexual en nuestros muchachos, al menos. En el peor de los casos, a una desviación malsana y decadente de esa actividad humana.

El sexo y la actividad de placer que sabiamente la naturaleza le ha asociado es algo muy sublime y hermoso cuando se une al amor de pareja, a la posibilidad en el momento adecuado de procreación de hijos y conformación de una familia espiritual y emocionalmente estable.  La imagen y semejanza a Dios con la que hemos sido creados como seres humanos nos obliga a ser dignos. Esa dignidad humana se pierde cuando rebajamos nuestra condición del trato sexual como si fuésemos sólo animales en reproducción.

Me sentiría complacido si estos comentarios pudieran estimular la respectiva discusión en nuestra querida Venezuela... Y más aun si pudieran participar nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Pudiera ser que la visión de quienes somos considerados inmigrantes de este mundo cibernético necesite corregirse.  Para eso es imprescindible el debate de altura y el convencimiento de ello...


No hay comentarios:

Publicar un comentario